En este momento estás viendo 8 ESTRATEGIAS PARA GESTIONAR EL HAMBRE EMOCIONAL

8 ESTRATEGIAS PARA GESTIONAR EL HAMBRE EMOCIONAL

Tiempo de Lectura: 3 minutos

¿Alguna vez te has parado a pensar en la relación que existe entre el hambre y las emociones?

Más de la que nos podemos imaginar.

Sentir ansiedad es un mensaje que nos manda nuestro cuerpo para captar nuestra atención. Llevamos tiempo sin dedicarle un momento a las necesidades que realmente tenemos, sumergidos en una rutina de trabajo, compromisos, estrés, mal descanso, insatisfacción…podemos decir, que esa “ansiedad” es “una llamada de auxilio”.

El problema aparece cuando no nos percatamos de que está ahí y acaba controlándonos.

Sentir ansiedad por la comida acaba provocando un constante picoteo: que si una fruta, que si unos frutos secos, que si unos picos de pan, un trocito de queso, un montadito de jamón, un trocito de tortilla…hasta que ese poquito a poco acaba limitando objetivos y no nos deja avanzar hasta aquello que deseamos conseguir.

No son episodios de atracón, ni comer compulsivamente, es utilizar la comida para satisfacer otras necesidades: hambre emocional.

Sentir placer a través de lo que comemos es bueno, es sano y también, necesario. Por ello, debemos saber identificar cuándo se trata de hambre emocional (de corazón) y cuándo se trata de hambre real (fisiológica).

5 características que nos ayudan a distinguir el hambre emocional:

1. Aparece sin avisar. El hambre real aparece tras un ayuno, de forma progresiva, mientras que el hambre emocional parece de forma espontánea en cualquier momento.

2. No se puede postponer. Hambre muy intensa, que desencadena la necesidad de comer “algo” y comerlo ¡ya!

3. Ansiedad: comer muy rápido y tener la sensación de no poder parar.

4. Culpa. Tras la comida no se experimentan sensaciones placenteras, sino que empeora el estado emocional, aparece la culpa.

5. Demanda de alimentos superfluos, hipercalóricos, aquellos a los que no estamos acostumbrados a tomar y que conocemos que sus valores nutricionales dejan mucho que desear.

Para poder controlarla debemos escuchar qué nos dice nuestro cuerpo.

Factores que pueden llevar a desencadenar una situación parecida:

– Mala relación con uno mismo ¿Te exiges demasiado?

– Nivel de estrés ¿El trabajo te tiene atado?

– Ansiedad-dieta ¿Necesitas un respiro?

– Alimentación y ciclo menstrual

8 estrategias que pueden ayudarnos:

1. Posponer esa sensación de hambre hasta calmarla con una de nuestras comidas principales. Adelantar la comida o cena e incluir una media mañana o tarde, nos puede ayudar a calmar esta sensación de hambre.

2. Ayunos intermitentes: nos descubren que no necesitamos comer cada cierto tiempo para seguir vivos, ayudan a controlar más el hambre y a identificar cuándo sí esta es hambre de verdad y no ansiedad.

3. Comer despacio y sin distracciones: prepara la mesa para comer, no comas medio tumbada en el sofá, mientras estudias o trabajas frente al ordenador, con prisas o sin ganas. Este momento es importante y al menos, lo realizamos 2-3 veces al día ¡devuélvele su protagonismo!

4, Practica deporte, ¡disfruta de tu cuerpo!

5. Aumenta tu actividad física diaria, rompe esa relación con el sedentarismo. No vale con que hagamos 1h de entrenamiento diario ¿qué ocurre con las 23h restantes?

6. Planifica tus comidas y con ellas, la compra semanal. Evita alimentos que no queremos consumir.

7. No hagas de los alimentos una “recompensa” ni del ejercicio un mecanismo compensatorio.

8. Si tenemos un objetivo físico, ¡lo primero es la salud!. Limitar el consumo de alimentos superfluos (como son los alimentos ultraprocesados, azucarados, con harinas refinadas o grasas hidrogenadas, comida basura, dulces y chucherías) protegerá nuestra salud, independientemente de cual sea el objetivo que estemos persiguiendo.

Aprender sobre hábitos saludables, conocer los beneficios de un patrón alimentario adecuado, descubrir qué bien te sienta practicar deporte, practicar meditación, (re-)conectar unos minutos contigo misma, conocer qué es lo que tu cuerpo necesita… Todo esto hará que comiences a diferenciar entre ansiedad por comer (gula) y hambre real.

¡Quiérete tanto como te mereces!

Piensa que siempre debes de estar en ese lugar que saca todo lo bueno de ti.

Deja una respuesta

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. mari Rodriguez Pascual

    holaaaaaa yo también voy x mi 4 día😁💪

  2. MARILÉN ÁLVAREZ CERVELLÓ

    Hola yo acabo de empezar, voy por mi cuarto día. ¿Cuándo debería pesarme por primera vez?